Inicio 30 de enero de 2012

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Fragilidad de nuestro patrimonio turístico ...

Fragilidad de nuestro patrimonio turístico


Existen una serie de ancestrales demandas territoriales de familias, alcanzando mayor notoriedad la toma por meses del Hotel Hanga Roa a fines del año 2010. En la actualidad se llevan a cabo negociaciones que pretenden terminar con estos litigios.

Los íconos del turismo receptivo en Chile, son, por lejos, el Parque Nacional Torres del Paine, Rapa Nui, y la localidad de San Pedro de Atacama y alrededores. Sin embargo, por variadas razones, estos importantes destinos del circuito mundial se han visto afectados por una serie de siniestros, la mayoría con clara responsabilidad del hombre.

En los años 2005 y 2011 dos incendios consumieron una superficie total cercana a las 30.000 hectáreas (sin considerar el de 1985 que consumió 14.000). En el primero se estableció fehacientemente la responsabilidad de un turista checo, con bajísimas penas. En el reciente, aún no está acreditada la falta de un visitante israelí.

En nuestra emblemática Isla de Pascua, sucesos con clara connotación de agitación social, ha derivado en tomas, como por ejemplo, la de agosto de 2009, en donde por casi una semana, un grupo de isleños residentes invadió y permaneció en el aeropuerto Mataveri, impidiendo las operaciones de vuelo, el medio más efectivo y rápido de comunicación con el continente.

Estas acciones se realizaron en demanda para la restricción de libre tránsito en la Isla; puesto en opinión de la mayoría de sus habitantes, la inmigración en los últimos años ha traído delincuencia y un progresivo deterioro del ecosistema. De hecho el pasado 18 de enero, la Cámara de Diputados aprobó la reforma constitucional que restringe el libre tránsito en Isla de Pascua y en Juan Fernández. Con esta medida se desea frenar la población de extranjeros y chilenos que se quedan a vivir en estos territorios insulares.

Hay que tener especial cuidado con este tipo de medidas, puesto la experiencia en otros lugares del mundo ha facilitado la creación de ghettos, con un gran impacto social, que han redundado en conflictos por alta discriminación, como ha acontecido en muchos destinos turísticos de El Caribe y África.

En paralelo, existen una serie de ancestrales demandas territoriales de familias, alcanzando mayor notoriedad la toma por meses del Hotel Hanga Roa a fines del año 2010. En la actualidad se llevan a cabo negociaciones que pretenden terminar con estos litigios.

Por otra parte, en la comuna de San Pedro de Atacama, ubicada en la región de Antofagasta, se suma a los constantes problemas de restricción de energía eléctrica y agua potable, el tema de la prohibición el último tiempo de visitas a los Géiseres del Tatio (declarada zona natural el 2010), por un proyecto de explotación geotérmica, que trajo nefastos efectos para el ecosistema. Tratamiento aparte merece los graves daños al patrimonio arqueológico de ésta y otras regiones (Rally Dakar incluido), sin contar el mal manejo comunicacional hacia los visitantes en las últimas semanas, por los efectos de los sismos por la actividad del cercano volcán Láscar.

Si bien es cierto, algunas de las situaciones descritas, son efectos de externalidades fuera del alcance del ser humano, la mayoría se ha suscitado a lo largo del tiempo por un paupérrimo manejo de las autoridades pertinentes. Más allá de la carencia de normativas legales, es inentendible cuestiones elementales, tales como, el manejo de capacidades de carga, planes de contingencia, coordinación con las comunidades locales, estudios de impactos diversos, perfeccionamiento contínuo, entre otras.

Por lo tanto merece la pronta acción de los actores involucrados. La necesaria coordinación interministerial (Economía, Medio Ambiente, de la Cultura, Obras Públicas, Agricultura), para que a través de entidades como Sernatur, Turismo Chile, Conaf y Codeff, entre otros, se implemente claros programas de manejo, para evitar desgracias, conflictos y daños irreversibles en nuestro patrimonio. Y por otra parte, la de los gremios, que hasta el minuto han priorizado la rentabilidad del negocio de cada una por sobre la responsabilidad social.

Quiero destacar la gran oportunidad que tenemos como país, en momentos en que la tasa de crecimiento de turistas internacionales en América del Sur, según la O.M.T., registró una expansión porcentual del 10%, con 26,1 millones de viajeros en nuestra región. Por tanto, las puertas están abiertas de par en par.

Prioridad y confianza son dos sustantivos relevantes a tener en cuenta. De manera que cuando los entes participantes, sean estos públicos y/o privados reconozcan a la actividad como un sector fundamental de desarrollo económico y social, podrá cautelarse de mejor manera nuestro patrimonio natural, cultural, histórico y por ende, turístico.

Patricio Monroy Moreno
Director General
I .P. Instituto Internacional de Artes Culinarias y Servicios
www.culinary.cl


Por Lector Turismo
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