Autoridades del Ministerio de Cultura y Turismo de Turquía ha intentado tranquilizar a los turistas asegurando que se trata de un país “seguro” para visitar. La policía turca ha desalojado a los manifestantes de la plaza Taksim de Estambul, epicentro de las manifestaciones y protestas contra Recep Tayyip Erdogan, primer ministro del país y cabeza del AKP, el Partido de la Justicia y el Desarrollo, de corte islamista moderado.
En concreto, un portavoz del Ministerio ha insistido en que no hay “ningún problema” con el transporte o la seguridad en las ciudades y las zonas turísticas más populares, incluyendo Bodrum y Marmaris, a la vez que ha remarcado que el turismo se está desarrollando con “normalidad”.
Este portavoz también ha destacado que los vuelos con origen o destino en el país no se están viendo afectados, sino que están funcionando según lo previsto, mientras que el Ejecutivo toma las precauciones necesarias para garantizar la seguridad de los visitantes.
Desde que se iniciaran las protestas hace unas semanas en Turquía -las cuales partieron más bien ténues, enfocadas en que el parque Gezi en Estambul mantuviera sus áreas verdes y no fuese transformado en un centro comercial -que se comenzó a hablar de una posible «Primavera Árabe». De ser totalmente acuñado este concepto, no sería la primera vez que un acontecimiento asi hace variar a la industria del turismo.