Que nuestro país sea conocido por tener la más importante red de observatorios astronómicos del mundo, no es novedad…pero, que también sea considerado eje del turismo astronómico internacional, por lo menos nos asombra.
Y es que si bien, contamos con observatorios de primer orden mundial (los mejores del hemisferio sur), y la mayoría está cerca de las grandes ciudades del norte, dichos proyectos no fueron vinculados a circuitos turísticos.
La situación comenzó a cambiar a mediados de los años 90, cuando los observatorios –de propiedad de consorcios estadounidenses y otros europeos- permitieron el ingreso de comitivas universitarias y luego a la comunidad, para incentivar el estudio de la astronomía.
A inicios de este siglo, algunos observatorios como Paranal, ubicados en la Región de Antofagasta, fueron pioneros en permitir el ingreso de turistas, quienes participaban de los primeros Tours Astronómicos de Chile. Con los años, otros centros como La Silla, Las Campanas, o Tololo, en la Cuarta Región, también iniciaron un ciclo de apertura a la comunidad.
Hoy, el concepto de Turismo Astronómico comienza a consolidarse, gracias a la ejecución del proyecto ALMA, que contempla la instalación de 66 radiotelescopios en la zona de San Pedro de Atacama, Región de Antofagasta, el cual se ha desarrollado con fuertes vínculos comunitarios e invitaciones a universidades y colegios para visitarles.
Pero lo que era un turismo poco conocido y divulgado pronto cambiaría. El Gobierno, en su deseo de promocionar el turismo chileno más allá de sus fronteras, quiso saber el tipo de turismo dominante en cada una de sus regiones. La región de Coquimbo situó al astronómico como segundo en importancia.
Otros observatorios para visitar
En la última década han ido surgiendo otros proyectos, cada vez más interesantes, casi todos en la zona de Coquimbo. Destacan el observatorio Collowara, Cruz del Sur, Pangue, Mayu y Cerro Cancana. En tanto, en la Región Metropolitana se encuentra el Observatorio Cerro Pochoco, además de los centros de Cerro Calán, en Las Condes.
No obstante, el más atractivo de los centros –aunque su actividad es completamente de divulgación, y no de investigación directa- es el observatorio de la Universidad de Santiago, la cual periódicamente está realizando diversas actividades para incentivar a los estudiantes a desarrollar su pasión por la ciencia.