Desde hace algunos años vienen tomando fuerza dos grandes movimientos sociales. Uno de ellos, motivado por la necesidad de encontrar modelos que permitan a las personas desarrollarse sin destruir su entorno ni perjudicarse a si mismos; y el otro generado por la motivación creciente de un sector creciente de la población por contribuir al desarrollo de comunidades históricamente más aisladas.
Si bien existe amplia literatura en cuanto a definiciones sobre turismo comunitario, en Travolution.org optamos por manejar una que sea muy simple: aquel tipo de turismo donde diversos miembros de una misma comunidad se organizan y ofrecen servicios turísticos de manera conjunta. Estas comunidades pueden ser campesinas, pescadoras, gente que vive en las montañas, pertenecientes a pueblos originarios o a comunidades urbanas o peri-urbanas.
El desarrollo de productos y servicios turísticos por parte de estas comunidades no es nuevo. Los primeros proyectos se deben haber iniciado hace unos 20 o 30 años atrás, pero han tenido un mayor auge en los últimos años, apoyados muchas veces por programas gubernamentales o de diversas organizaciones de apoyo.
Por su parte, el movimiento del turismo responsable, donde los viajeros buscan aportar con sus viajes al desarrollo local sostenible de emprendedores, disminuir su huella de carbono y su impacto en las comunidades que los acogen, es un movimiento relativamente reciente (no más de 10 años de forma más masiva) pero de importancia creciente. Se observa que últimamente surgen diversas agencias y tour operadores que buscan ofrecer a los turistas este tipo de viajes y que estos operadores tienen éxito al posicionarse en este mercado.
Históricamente, el turismo comunitario ha recibido amplias críticas, especialmente relacionadas con sus dificultades para lograr sostenibilidad económica. Y es que en diversos casos este tipo de turismo ha centrado sus esfuerzos en el desarrollo de una oferta de calidad, sin una preocupación proporcional por estudiar la demanda real o potencial de dicha oferta. Ese es uno de los grandes desafíos del sector.
Puesto que el turismo comunitario se refiere más a una forma de organización de la comunidad que ofrece servicios que a estos mismos, podemos encontrar de los más variados tipos de actividades para realizar en este tipo de emprendimientos: trekking, cabalgatas, paseos en kayak, participación en actividades laborales propias de la comunidad, en realidad en todo tipo de actividades. El único factor común, y quizás el más importante de todos, es que se trata de experiencias únicas de aprendizaje de modos de vivir muy particulares, muy “raros” por tratarse de culturas con pocos miembros y por lo tanto, la mayoría de las veces, se trata de vacaciones memorables para quienes las realizan.
Juan I. Marambio
Coordinador Nacional
Travolution.org
Chile
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