La red de caminos donde se despliegan diversos países como Ecuador, Colombia, Perú, Bolivia, Argentina que identifica un paso histórico, conforman la Ruta del Inca y su nombramiento como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco ha generado distintos desafíos para los gobiernos de estas naciones y, desde hoy, también para Chile.
Luego de un arduo trabajo de investigación de distintos profesionales y organizaciones, y tras una docena de años de espera para obtener financiamiento y una real preocupación del Estado de Chile, por fin se logra la atención que la Ruta del Inca tiene para el resto de los países que atraviesa. El Gobierno a través de la Subsecretaría de Desarrollo Regional (Subdere) se comprometió a invertir en esta ruta para su mantención y valorización en beneficio a las comunidades locales ubicadas en este sector.
Qhapaq Ñan significa «camino principal» en quechua y es aquél que dio unión al Imperio Inca, desde Colombia al centro sur de Chile. Es un sector que se reconoce como obra física de escala continental con una red de caminos de trazo constante, la cual cruza una geografía de diversidad ecocultural.
El objetivo de trabajar en esta red que envuelve varios países requiere fomentar el desarrollo de un turismo sustentable y cultural, siendo este último un eje fundamental dado que representa el 40% de la llegada de extranjeros a Chile.
Ricardo Cifuentes, actual subsecretario de Desarrollo Regional del Gobierno de Chile, confirmó que en la última sesión de la Asociación de Municipios de Norte se reunió con los alcaldes donde acordaron respaldar nuevos recursos para las comunas integrantes de la zona.
«Tenemos un plan maestro para esta ruta por cien iniciativas que financiaremos y que tienen que definirse desde la comunidad. Para ello se constituirá la asociación de municipios del Qhapaq Ñan y se trabajará con las comunidades locales para decidir cómo se van a intervenir estos tramos, con un nuevo modelo de gestión descentralizado» explica la autoridad.
Fidel Angulo, encargado del programa de Puesta en Valor de la Subdere, indica que «un criterio muy importante a la hora de seleccionar cuáles subtramos serían intervenidos consistió en determinar que existieran comunidades y que estuvieran de acuerdo a integrarse». Por esta razón la labor debe ser participativa, en donde las comunidades serán integradas al proceso en desarrollo, dándoles trabajo en éste, específicamente a personas de las comunidades originarias.