En los años 40, mientras vivía en Chile, el arquitecto ruso Boris Krivoss -exiliado de la Revolución Rusa de 1917-, realizaba un paseo de pesca por los sectores precordilleranos del Río Claro, en un lugar llamado por los lugareños “La Tricahuera”.
Allí descubrió un sector oculto, debido a la existencia de una gran muralla donde los loros tricahue acostumbraban hacer sus nidos. Boris bautizó este lugar como Villa Shangri-La, ya que la montaña, el río y la paz experimentada ahí le recordaron la antigua leyenda tibetana que habla sobre la existencia de un lugar en el mundo, donde se puede llegar a armonizar la mente y espíritu, y el cuerpo no envejece.
Desde entonces, este lugar ha sido visitado por cientos de turistas amantes de la aventura al aire libre y la vida sana. De hecho, este rincón es considerado una reserva espiritual donde el hombre puede conectarse con la madre naturaleza.
El sector cuenta con cabañas construidas en medio de los árboles, en los que conviven armónicamente el hombre, la vegetación, la flora y la fauna. A ello se suma el acceso al Río Claro, que en el lugar se apacigua y genera tranquilas y bellas pozas, cuyas cristalinas aguas se mezclan en armoniosos sonidos con los roqueríos, invitando a aquietar el alma y plagarse del aire limpio que inunda cada rincón de la precordillera.
Hoy en manos de empresarios locales, Shangri-la es un atractivo de la zona. “Nuestra oferta la definimos como una desconexión total del mundo. Un paraíso para desestresarse. Acá nuestros clientes, encuentran un lugar cercano a la ciudad pero alejado a la vez de sus preocupaciones y que invita al reencuentro familiar. Donde cada rincón es un espacio de paz, silencio y relajo”, señalo Gustavo Carvallo, Gerente de Operaciones de Shangri-la.
Si desea visitar “el paraíso perdido” del Río Claro ingrese www.shangrila.cl
Parcela Shangri la s/n- Camino Puente Negro, Sector Las Peñas, Kilómetro 18. – San Fernando