En la columna anterior comentaba sobre la necesidad, tanto para la industria como para nuestra sociedad, de que conozcamos Chile desde sus habitantes, entendiendo esa naturaleza que tanto nos encanta a partir de una experiencia mediada por quienes la habitan desde mucho tiempo atrás, desde su sabiduría, experiencia y conocimientos.
Esta nota es la continuación natural de la anterior y marca el inicio de una serie de columnas en las que buscaré mostrar una pincelada de lo que comunidades, a todo lo largo del país, ofrecen a quienes las visitan. Sin pretender abarcarlo todo, viajaremos por Chile a través de emprendimientos comunitarios situados en prácticamente todo su territorio.
www.Travolution.org ha desarrollado en este ámbito un trabajo sostenido. Desde 2009 estamos trabajando en la construcción de una Red Nacional de Turismo Comunitario, que permita a los viajeros recorrer Chile viviendo experiencias únicas con los habitantes de los lugares que visitan y a la vez, contribuir al desarrollo local.
Este trabajo llega a un hito clave con la realización, entre el 17 y el 20 de Noviembre de 2011, del Primer Encuentro Nacional de Turismo Comunitario, en el Valle de Elicura (Contulmo), evento que, si bien no reunió a todos y cada uno de los emprendimientos que existen, logró comenzar un proceso de posicionamiento del sector a nivel de política pública, de operadores turísticos y por supuesto, logró reunir por primera vez a emprendedores del norte, centro y sur del país, coordinando objetivos y estrategias para potenciarse mutuamente.
Para dar continuidad al trabajo realizado en dicha oportunidad, ya nos encontramos realizando gestiones para la organización del Segundo Encuentro y de encuentros regionales que permitan potenciar el sector en cada una de las regiones.
Para hacernos una idea del tema, describo algunos emprendimientos que detallaré más en las columnas siguientes.
En el norte grande, comunidades Quechua, Aymaras y Lickan Antay se encuentran desarrollando propuestas muy interesantes para conocer los remotos parajes del Altiplano y esas tradiciones tan especiales de la gente que habita algunos de los lugares más extremos del país.
En Atacama, comunidades costeras y diaguitas se han organizado para mostrarnos el desierto absoluto. En Chañaral de Aceituno y todo el Valle del Huayco surgen emprendimientos que hacen del desierto, sus valles y mar una experiencia inolvidable.
En la zona central también existen múltiples emprendimientos comunitarios. Desde los Valles transversales en Ovalle y Andacollo, pasando por Aconcagua, Olmué, Hijuelas, el Cajón del Maipo, Vilches y la ruta costera de la región del Maule. Uno puede sumergirse en el mundo rural y experimentar la vida campesina, arriera y pescadora que le da el sabor a nuestra tierra.
En el sur, múltiples emprendimientos Mapuche y colonos en Nahuelbuta, recorriendo los senderos del puma, en Elicura, Lleulleu y Lago Budi conociendo la magia de la vida Lafkenche o en los recovecos cordilleranos de Alto Bíobio, Curacautín y Lonquimay. Toda la sobrecogedora belleza de la cultura Pehuenche y de las montañas se convertirán en una experiencia inolvidable para quienes se aventuren en ella.
Y así para el sur, pasando por Mapulahual, la tierra de los Alerces milenarios, por Chiloé y por Aysen.
En fin, son muchos los emprendimientos, y en esta serie de columnas intentaré graficar algo de lo que es esta gran oferta, plena de identidad y de experiencias inolvidables. El turismo que Chile necesita para posicionarse como un destino de calidad a nivel mundial, y para que este sector sea un real aporte a la economía nacional y una fuente de riqueza cultural para quienes lo desarrollen y para quienes lo busquen como turistas.