Inicio 11 de junio de 2012

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Nuevos desafíos se avecinan ...

Nuevos desafíos se avecinan


El turismo sostenible requiere de un proceso continuo y un seguimiento constante de los impactos para introducir las medidas preventivas o correctivas que resulten eficaces.

Han transcurrido 20 años desde que se celebró la Cumbre Mundial de Rio, conocida mundialmente como la cumbre para la tierra, en donde 182 estados adoptaron la Declaración de Rio sobre el medio ambiente y el desarrollo, junto con un plan de acción denominado Agenda 21. La agenda 21 identificó los principales problemas de índole económico, ambiental y social a escala mundial y planteaba un modelo con el objetivo de fomentar el desarrollo humano y planetario y de esta manera preservar sus recursos.

La próxima cumbre de la tierra, llamada también Rio + 20, a celebrarse en Rio de Janeiro desde el 20 al 22 de junio y en donde se espera la participación de 80 jefes de estado, tendrá como eje central de discusión dos temas principales: la economía ecológica con vistas a la sustentabilidad y la erradicación de la pobreza; como también la creación de un marco institucional para el desarrollo sustentable.

Para nadie es desconocido el concepto de turismo sostenible, el cual goza hoy en día una gran aceptación y apoyo de todos los actores del desarrollo turístico. Ejemplo de aquello es la gran cantidad de premios, manuales, que buscan fomentar el uso amigable y respetuoso de la base del turismo: los recursos naturales y culturales de un destino. No obstante, el logro de un turismo sostenible requiere de un proceso continuo y un seguimiento constante de los impactos para introducir las medidas preventivas o correctivas que resulten eficaces. Pero es aquí, donde surgen mis dudas sobre el verdadero compromiso de las autoridades que deben velar por el resguardo y protección de nuestros recursos.

No hace mucho, en este mismo medio, leí un artículo en donde el vicepresidente ejecutivo de FEDETUR, institución privada que tiene como misión la de apoyar al Estado en las acciones que permitan hacer del turismo un sector de relevancia, manifestaba que el controversial proyecto Hidroaysen no constituía un riesgo para la actividad turística, pero si agregaría valor al turismo y que ambas actividades serian compatibles. ¿Qué valor, me pregunto, agregaría este proyecto al desarrollo turístico del territorio? Tal vez se verán copados los servicios de alojamiento y de alimentación, se encarecerán, aún más, los precios de los alimentos y un largo etcétera. Asimismo, jamás he visto un documento que dé a conocer las medidas preventivas y correctivas del impacto que genera a la naturaleza y al turismo esta ingente construcción en la zona austral de nuestro país.

Y escribiendo este artículo la respuesta llega sola: no existe forma alguna de mitigar el daño. En adición a lo anterior, no debemos olvidar que un turismo sostenible debe propender a generar un alto grado de satisfacción a los turistas y representar una experiencia significativa; y fomentar un consumo turístico responsable que promueva una nueva ética de cuidado y compartir. Asimismo, resuena en mi cabeza un viejo adagio popular que nos trata de enseñar que “La tierra no es una herencia de nuestros padres, sino, un préstamo de nuestros hijos”, pero nosotros, los seres humanos, hemos sido reacios de aprender esta materia.

En este sentido, esperemos que este tipo de eventos logren una colaboración amplia y el establecimiento de consensos en base a un liderazgo político comprometido y consecuente.

Luis García Oteiza, ingeniero en gestión turística
Universidad Tecnológica Metropolitana.

 

 

 

 


Por Lector Turismo
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