Inicio 22 de noviembre de 2009

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Palena vive un boom del ...

Palena vive un boom del turismo empujada por la fuerza de los chaiteninos desplazados


Proliferan hostales, cabañas y restaurantes con la impronta de piedra, maderas nativas y la marca Patagonia en un entorno natural pródigo en bellezas escénicas.

Empujada por la fuerza de un puñado de chaiteninos desplazados, la apacible comuna de Palena vive una explosión de desarrollos turísticos con un sello que hasta ahora no había conseguido ninguna de sus vecinas en la provincia: una arquitectura que la identifique y el uso, por fin en Chile, de la marca Patagonia.

En menos de 18 meses, Palena triplicó sus camas. Suma 180, estiman en la Cámara de Comercio y Turismo y en el municipio. Y siguen creciendo, restaurantes y hasta boutique.

Los palenenses son los primeros en reconocer, valorar y agradecer el aporte de sus antiguos competidores, porque Chaitén, dicen, como capital provincial, siempre recibió más recursos que sus hermanas fronterizas.

Dejados de la mano de los gobiernos, pero no de Dios, está claro, que las dotó de bellezas naturales que estremecen al más rudo, cordilleras nevadas, altos murallones de piedras lisas y brillantes, ríos de aguas cristalinas y mansas, cuyas corrientes se abren paso entre una vegetación exuberante.

Tal vez sin la adrenalina de los rápidos de su vecino el Futaleufú, pero escenario ideal para el descanso y la contemplación.

Los palenenses agradecen esa fuerza y empuje que vino de la costa a sus montañas salvajes, históricamente más ligadas a Argentina que a Chile a la hora de resolver cuestiones fundamentales, como salud, abastecimiento y hasta conectividad.

Aquí, la mayor parte de las personas sigue yendo a Chile… por Argentina, unas 14 horas, frente a las 24 que puede tomar, dependiendo del clima, ir por territorio nacional.

Cuando los chaiteninos enfrentaron la terrible desgracia de ese mal vecino que despertó furioso tras una siesta de más de 9 mil años, y cerca de 7 mil personas huyeron antes de que el río arrasara con todo, desde las casas hasta literalmente borrar la calle donde nacieron… ahí estaba Palena.

«Al principio fue complejo», reconoce el edil de Palena, Aladino Delgado. Eran cerca de 400 personas, unas 150 familias y la comuna tenía 1.600 habitantes.

Pero de a poco los chaiteninos «contribuyeron a que Palena despertara. Llegó mucha gente emprendedora, dispuesta a arriesgar y decidida a emprender de nuevo», dice el edil.

«Fueron fuerza y un complemento», dice José Urra, vicepresidente de la Cámara de Comercio y Turismo, que preside una chaitenina, Lidia Mansilla.

Delgado dice que ayuda que «venían con el bono», que da el Gobierno a los desplazados (unos $580 mil mensuales).

Mientras, surgen emprendimientos por todas partes. La mayoría sigue una idea que no es nueva, pero que marca a muchos pueblos de la Patagonia, especialmente en Argentina y que hasta ahora ninguna comuna aquí había logrado, semejarse a Villa La Angostura, el chiche trasandino, que encanta a los turistas con sus construcciones que mezclan las maderas nativas con las rocas, en esta zona abundantes y hermosas.

ATRACTIVO

Turismo aventura, apto para todas las edades y casi focalizado en los adultos mayores.
Trajeron lo que faltaba a Palena

Panadería, ferretería, librería y talleres mecánicos, que no había, trajeron chaiteninos desplazados que tras la erupción optaron por quedarse en la provincia.

Pero Palena no sólo atrae a los chaiteninos; también han llegado familias de otros lugares, como Chiloé, para reemprender aquí.

Para los palenenses que ya llevan camino recorrido en el tema del turismo, como Roberto Moya o Miguel Casanova, Palena tiene un enorme potencial.

Moya, de Patagonia Expediciones, especializado en el descenso en bote, dice que hay un nicho muy amplio en personas de la tercera edad para las excursiones del río Palena, más manso que su vecino Futaleufú.

Fuente: El Mercurio


Por Daniel Guajardo Sánchez
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