Como los temas parecen ser importantes en Chile cuando involucran números, lo primero que quiero decir es que el turismo apenas supera el 5% del Producto Interno Bruto (PIB), por debajo de países como México o España, donde esta industria representa el 8,2% y 11% respectivamente.
Y por otra parte, decir que los elementos que tiene nuestro país, tales como ubicación, clima, desarrollo de infraestructura, bellezas naturales, idioma y mucho más, ubican a Chile como uno de los que tiene mayor potencial para crecer. Pero no lo hace.
Y entrego más datos: En los últimos 3 años, los principales mercados turísticos de Sudamérica han sido Brasil y Argentina –con aproximadamente 4,9 millones y 4,3 millones de visitantes, respectivamente -mientras Chile recibió 2,8 millones. Más atrás se ubicaron Perú y Colombia, con 2,1 millones y 1,4 millones, respectivamente.
Y dentro de la región, Chile cae al quinto puesto, tras Brasil, Argentina, Perú y Colombia, totalizando ingresos por US$1.568 millones en 2009, de acuerdo a datos de la Organización Mundial de Turismo (OMT) y el Servicio Nacional de Turismo de Chile (Sernatur). Si medimos cuán eficiente es la industria del turismo nacional, también reprobamos. Quedémonos con Colombia ¿La razón? Acaparan la mitad de turistas que Chile, sin embargo, obtienen –en promedio –más ingresos que nosotros.
¿Qué hacemos? ¿Qué es lo que falla? En este sector pueden haber iniciativas importantes en el ámbito legal –como la creación de una subsecretaría – normas de certificación, recursos para incentivar a empresas a invertir en todos los rubros que conforman el turismo receptivo (la llegada de extranjeros al país), incentivos promover el turismo interno, entre muchas otras cosas.
Pero se olvidan de tres elementos que permiten catalizar todo lo anterior: información, capacitación y educación. En Chile no existe información de calidad para el sector turismo como si ocurre en todos los países antes comentados, tampoco hay una estrategia clara para capacitar a los actores de la industria en torno a las normas de calidad o las experiencias internacionales exitosas, por citar dos ejemplos de cientos.
Pero quizá lo más urgente es educar, provocar cambios culturales que permitan atender de mejor manera al extranjero y por sobre todo comprender la importancia de ciertos recursos naturales. Actualmente se habla en demasía sobre las nuevas fórmulas de turismo: el sustentable, el ecológico, el comunitario, el rural entre otros conceptos. Pero hay que partir por el principio: la educación. ¿Un ejemplo? La realidad de Alto Cantillana. Véala y se dará cuenta de lo que hablo.
Leonardo A. Meyer Z.
Director Ejecutivo NewsHolding
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