Lejos de alejar el turismo, el narcotráfico y la ola de violencia que viven varias ciudades de México sitiadas por el crimen organizado, ha atraído un numeroso grupo de curiosos visitantes que desean conocer los dominios de los grandes carteles de la droga y las zonas de las masacres originadas por los enfrentamientos.
Parece una locura, pero los visitantes no se ven intimidados por los más de 34.000 muertos registrados a causa de la guerra contra el narcotráfico o por las matanzas campesinas impulsadas por los carteles. Por el contrario, el morbo de conocer aquellos lugares abrió las puertas al llamado “turismo negro”.
Los turistas se ven seducidos por conocer más de la “narcocultura”; conocer las lujosas mansiones donde vivían los líderes de la mafia o algunas de sus excéntricas pertenencias, como revólveres, metralletas y hasta balas de oro.
Según los operadores que ofrecen dichos circuitos, las personas más interesadas en el tour son jóvenes estadounidenses y europeos entre 20 y 40 años, en su mayoría varones quienes se ven seducido por las emociones fuertes. De hecho, algunos solicitan sacarse fotografías en aquellos lugares donde se registraron las grandes masacres.
Uno de los circuitos más solicitados es al barrio de Tepito, en Ciudad de México, centro del contrabando, del narcotráfico y la piratería, es escenario de recorridos que incluyen el santuario de la llamada Santa Muerte e incluso entrevistas con familiares de jóvenes muertos o heridos a balazos por el narcotráfico.
La industria del turismo es uno de los principales motores económicos de México y en este año aumentarán en un 20% las inversiones en el sector que ascenderán a unos 413 millones de dólares… ello, pese a todos los problemas de inseguridad que vive la nación azteca.